IL ETAIT UNE FOIS...

Querido tú:

Estoy pensando en ti. Pensando en qué me gustaría decirte alguna vez.

No sé si empezar por el principio.. aunque no sé muy bien cómo empezó todo. Recuerdo que tú estabas ahí, me hablabas, me hacías reír, eras simplemente una persona más. Pero todo cambio hace unos cuantos meses, todos volvíamos cambiados, diferentes, con ganas de saber más, de aprender, vivir nuevas experiencias, aunque lo que no sabía es que mi experiencia ibas a ser tú, y que te iba a ceder su puesto.

Amigos, amigos, eramos amigos y nada más. No había necesidad de nada más. Cuándo la gente hablaba le respondía con un ¡que va! AMIGOS. Incluso recuerdo aquel día en que te dije: Si me fijo en ti como algo más lo estropearía todo. Ni siquiera sabía que aquello podía  suceder...

Y sí, sucedió, no se cuando.. Ni cómo. Supongo que llego el momento en que me dí cuenta que te necesitaba, que no, yo no le quería solo como amigo, de un amigo no se tienen celos ¿no? Me unía a él algo, era un atracción impresionante, unas ganas constantes de tocar su piel, pero aparte era como si cuando estoy con él se pararan las agujas del reloj, o mucho peor, como si pasara el tiempo como si fueran segundos. Las horas pasaban mirando sus ojos, y queriendo que no terminara el día, porque me tenía que despedir de él.

Querido nadie, yo te diría que eres tú el protagonista de mi vida, aquel que sale en cada conversación, de la manera más absurda que pueda existir, pero le menciono una y otra vez.  También te diría que me vuelves loca, que nunca nunca te he llegado a entender. Digamos que tu forma de actuar conmigo es un poco rara. Un día si, otro no, sí, no, si, no.. Y eso me retuerce por dentro y no sabes el daño que me hace. Sabes que he tenido que soportar cosas dificiles, cosas que me arruinaban mi día a día. Esa etapa oscura para mí,y la soporté con una sonrisa cosida en los labios, cosida cuando tenía que hablar contigo de cosas que no que no me sacaban una sonrisa precisamente después llegaba, me hundía y me preguntaba cómo podía haber llegado a esta situación. Pero ¿sabes? Ya da igual, me sigues importando, me sigues poniendo nerviosa, y se me sigue erizando la piel cuando te siento cerca. Lo peor es que sé que cada despedida vale por un querer más constantemente. No puedo parar, o quizá no quiera. A veces pienso en ese día en que por fin pueda decirte todo lo que pasa por mi cabeza, y que mis labios pronuncien un te quiero en frente tuya, y después con la sonrisa más grande del mundo mirarte a los ojos y decirte: creí que este día no iba a llegar nunca, se me ha hecho eterna las espera, besarte y que sea lo mismo que tú eres para mi.

Como es de esperar, lloveran siglos, y como la princesa bipolar, seguiré reconociendote que te quiero como si no me pesara la vida.