miércoles, 13 de julio de 2011

Querido amigo:
Siento un vacío, aquí, en el pecho. Un vacío como nunca antes había sentido. Y es que veras... ahora por las noches me da por pensar en todos esos momentos en los que me has ayudado a levantarme cuando él me despreciaba. Recuerdos esos días en los que me quitabas las lágrimas de la cara y me decías que tenía que seguir viviendo sí o sí. Es ultimamente cuando te echo de menos, no es que no estés, si no que creo que no es suficiente que estés como antes. No lo voy a explicar porque ni yo misma sé que quiero. Pero lo que sé seguro es que no quiero que te distancies, no quiero perderte, no quiero mirar las ultimas llamadas y no encontrar tu nombre. Y no quiero que no estés, porque si no estas, ¿quien me va a sostener mientras me caigo?
En otras circunstancias te habría explicado porque me siento vacía. Y es que es malo sentir y no ser correspondido, pero también es malo no sentir, o no saber lo que sientes. No saber lo que sientes, pero sabes que si sientes algo parecido al amor, todo se puede derrumbar. Entonces es ahí cuando sabes que tienes que parar de pensar, tienes que parar ese algo que te impide verlo todo con los mismos ojos que hace unos meses. Y lo peor de todo es que si paras de sentir, no sientes nada. Sé que tengo que parar porque mas allá de todo en nuestro camino siempre nos unirá la palabra amigos, y no puedo hacer nada, no puedo arriesgarme a perderte, no quiero arriesgarme a sentir, no quiero que desaparezcas.

Sé que todo podría ser perfecto, pero no quiero pensarlo ya que si lo pienso sé que me caeré, y me hundiré en lo mas profundo. Sin ti no aguantaré. Por eso debo obligarme a mantener el equilibrio.

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