Odio esta sensación que no me abandona. La sensación esa que me recorre el cuerpo y no me deja en paz. La sensación de que todo es absurdo, sin sentido. Que cada cosa que haga no va a servir de nada o por el contrario empeoraría las cosas. Odio sentirme tan débil, tan cobarde. Odio pensar que los finales llegan para llevarse todo lo bueno vivido. Ver que te alejas y preguntarme cual será el motivo de esta despedida...
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