lunes, 7 de marzo de 2011


Ilumíname tú.
Un día te levantas, y ves el sol entrar por las rendijas de tu ventana, un sol que te ilumina la cara, que te hace soñar y sonreír a la vez, una sensación muy rara. Notas como comienza un nuevo día lleno de esperanza y alegría, sientes como esos rayos entran en ti, te sientes especial porque te ha tocado a ti sentirte como nunca, sentirte radiante. Pero, a lo largo del día, empiezas a sentirte fría, esa luz que tenias empieza a desaparecer poco a poco, y llega la noche, se esconde el sol, ya nada te ilumina. Te sientes sola, sin protección. La luna no se refleja en tus ojos, se ha ido toda esperanza de ser feliz, ahora solo te queda el abrazarte a un nuevo amanecer espléndido. Te toca pasar la noche sola y triste y lo ves todo diferente, ya nada notas, ya nada te hace reír, ya todo es sufrimiento, ya nada puede volver a ser como antes, porque sin darte cuenta has perdido ese rayo que hacía que tu vida tuviera sentido. La vida es duradera, y sí, podrán venir cientos de rayos más, pero ninguno será como el ya perdido, ninguno te iluminaría tanto que ya no haría falta ninguna luz más en tu interior, ninguno te hará sentir que nada más necesitas para poder respirar, para volver amar...

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